Welcome to Mallorca

Mallorca, convertida en un patético souvenir, se hunde con el paso de las imágenes hasta desaparecer por completo. O hasta ser tragado por un monstruo omnipresente contra quien no se está haciendo nada. El archipiélago es el hogar del turismo masivo más distópico, y el imán magnético es la pobre imagen que nos esforzamos en vender de nuestro territorio para seguir explotando sus condiciones. ¿Quién sale ganando?

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Un año más, Mallorca pone a la venta las llaves del paraíso y aporta su grano de arena para la extinción de la vida balear. Las fotografías avanzan con cada avión que llega, con cada coche que se alquila y con cada suvenir vendido. Esto no es un manifiesto radical contra la llegada de viajeros, sino una pregunta sobre el modelo turístico actual: ¿aspiramos a ser un icono de plástico colgado en la nevera de un crucero?

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Welcome to Mallorca toma la repetición pop de artistas como Andy Warhol. Pero incorpora la reflexión sobre las imágenes que hace Corinne Vionnet en su TOTAL Palm Tree o en su obra Photo Opportunities. Las fotografías incorporan un factor temporal, que desgasta lentamente su contenido a medida que hace nacer las marcas del vacío. El resultado: la silueta de la ausencia que nos recuerda todo lo que era Mallorca, y que nunca más será. ¿Hasta cuándo necesitaremos los imanes en forma de Mallorca?